De Clarice Lispector aprendí más sobre la vida, la mía y la de los demás. Este libro es una recopilación de algunos de sus textos publicados en la columna que tuvo en el Jornal do Brasil. Cabe destacar el trabajo editorial que ignora la cronología original, para dar prioridad a un orden temático, tanto en lo íntimo de Clarice, como en la progresión de la vida humana: lo casual, lo trágico, lo peculiar.
Lo leí por recomendación de Ruth, sin saber qué encontraría, pero con ánimo por el formato ágil, el título tan humano y el origen repentino de la sugerencia durante un remate de libros. El primer texto sobre los baños de mar que Clarice tomaba en su infancia con toda su familia es breve y encantador. Es suficiente para atrapar a cualquier lector gracias a su dulzura y nostalgia.
A lo largo del libro conocí un poco a Clarice Lispector mediante sus anécdotas, anhelos y miedos. Sus frustraciones y sueños también son parte de lo que escribió en Brasil hace más de 40 años, pero lo más importante es cómo lo escribió.
La honestidad de Lispector
Cada página, sin importar si habla sobre el incendio de su casa que le quemó las manos, los descubrimientos de la vida adolescente, el hecho mismo de escribir, la maternidad o el mismo Brasil, todo, todo está lleno de una verdad cruda. Se sienten textos íntimos en los cuales uno aprende cosas que rara vez sabe de uno mismo.
La honestidad y melancolía que acompañan a las letras de Lispector son tan importantes como lo que nos cuenta con ellas. Es mediante ese uso del lenguaje que nos enseña a vivir y también aquí cabe una mención especial: la traductora del portugués al español, Elena Losada. Y lo mejor para el final, incluyo aquí dos de las columnas más breves y hermosas de la colección:
Añoranza*
La añoranza es un poco como el hambre. Sólo se pasa cuando se come la presencia. Pero a veces la añoranza es tan profunda que la presencia es poco: se quiere absorber del todo a la otra persona. Ese deseo de ser el otro para alcanzar una unión total es uno de los sentimientos más urgentes que tenemos en la vida.
Antes era perfecto*
Haber nacido me ha estropeado la salud.
Agradezco que esta escritora tuviera total libertad en esa columna. Agradezco que compartiera tanto de ella y que nos enseñe un poco a vivir. Por favor, léanla.
*Lispector, Clarice. Aprendiendo a vivir y otras crónicas. Madrid: Ed. Siruela, 2007.