Esta vez solo vengo a recomendar la belleza de leerle a alguien. Si bien la lectura es algo primordialmente individual, en realidad parte de algo colectivo: contar historias. A fin de cuentas, los libros son meros intermediarios que viajan por el tiempo, el espacio y las lenguas, para que una persona pueda contarle una historia a otra.
Así es como hoy puedes sentarte para que Homero te platique sobre los viajes de Odiseo o que Clarice Lispector te enseñe a vivir. La literatura viene de plasmar con tinta las historias que nacieron de forma oral; tan íntimas como las que se contaban en una familia, o tan populares como las que todo el pueblo sabía. A veces las íntimas que todo el pueblo sabía.
¿A quién leerle?
Una de las razones de que exista este pequeño e intermitente rinconcito de internet, es acercar un poquito la lectura a otras personas. Tal vez nunca te has animado a comprometerte con un librote porque te hartaron en la escuela. Quizá llevas meses o años sin leer por gusto. O puede ser que simplemente quieras más ideas de cómo llevar la lectura a alguien a quien quieres mucho. Como sea, es para ti.
Leerle a alguien es una bonita forma de compartir el contar, escuchar historias y hasta aumentar la creatividad. Léele a quien quieras. Lo más próximo es a familiares: no por nada existe el estereotipo (aunque no sea tan común en todas las familias) de papás o mamás que leen a sus crías antes de dormir. Leerle a una pareja puede ser algo muy tierno, lindo o íntimo. Leerle a un amigo o amiga puede estrechar un vínculo o simplemente ser una forma de mostrarle un fragmento que ames, así como pueden enseñarse canciones, memes o videos.
¿Qué leerle?
Depende del tiempo disponible y si la actividad será algo regular. Por ejemplo, si tienes una pareja y hacen el acuerdo de leerse mutuamente sus novelas favoritas, puede ser algo que dure meses o años. Vidas enteras. Quizás lo harán cada noche antes de dormir o tal vez dediquen una hora los fines de semana a esta actividad.
También puedes leer a tu primita o tu sobrino tus cuentos favoritos cada vez que les visites. Precisamente esas historias que salvaron o iniciaron tu amor por la lectura, a pesar de los esfuerzos de la SEP (u organismo encargado en tu país de los planes educativos correspondiente) por lograr lo contrario.
Quizás sea muy importante que le preguntes a la persona a quien le leerás sus gustos o que elijan qué quieren que leas en voz alta. No podía saberse que es importante tomar en cuenta la opinión de quien te escuchará y, quién sabe, quizás hasta se relaje tanto que se duerma junto a tu lado o en tus brazos después de solo leerle tres palabras. Suena lindo y reconfortante.
Lo bonito más allá de la lectura
Si bien la actividad en sí misma es atesorable, el tiempo compartido y el aislarse del mundo para ir a vivir otros mundos será lo más disfrutable. Personalmente recuerdo algunas veces que mi mamá lo hacía conmigo como memorias tiernas de mi infancia. Asimismo tengo un recuerdo específico que es tanto bonito como gracioso con mi pareja a causa de esta actividad. Sin duda es algo que espero que más personas experimenten y por eso lo recomiendo ampliamente. Incluso si sucede poco, dudo que no lo disfrutes.
Lee. Léele. Que te lean. Disfruta.