No soy quién para decirle a nadie qué hacer con sus libros. Sin embargo considero importante reflexionar un poco al respecto. Abandonar la lectura de un libro a mitad del camino es más común de lo que creemos, o de lo que nos gusta aceptar.
El mayor problema no son los libros que jamás se concluyen, sino los juicios y discusiones reduccionistas que se dan a causa de visiones tajantes y extremistas.
Simple aburrimiento o flojera
Esto es común entre estudiantes y es una de las causas por las que en México los niños no leen. Cualquier tarea por obligación suele molestarnos. Si a eso añadimos falta de costumbre e interés, no hay muchos incentivos para leer. Es raro que una persona que lee un par de libros que le gusten no continúe haciéndolo el resto de su vida.
No obstante dar ese primer paso es el reto. Y así como al escribir suceden los famosos bloqueos, también al leer los experimentamos: un hartazgo temporal que a veces se traduce en días, semanas o meses de no abrir un libro.
Esa misma flojera puede ocasionar el abandono de libros a los que nos da flojera volver. Si nos aburre aquella novela que todo el mundo nos recomendó, por buena que sea, quedará en la pila de libros no terminados que crece junto con la de libros sin leer.
El desinterés viene de por qué lees ciertos libros
El centro de todo está en ¿por qué estás leyendo tal o cual libro? Y aquí es donde entran los matices, que no son sutiles, pero sí olvidados. Abandonar un libro que se lee por entretenimiento es más que válido: es recomendado.
Sé que muchas personas sufren sufrimos una especie de culpa al dejar un libro a medias. También es común una pequeña compulsión por terminar libros (y juegos, películas, series, etc.) que comenzamos. Si bien esto nos trae algunas sorpresas, también nos cuesta demasiada vida.
Cuando un libro que elegiste por entretenimiento te fastidia, aburre o simplemente dejó de interesarte: ¡déjalo! Vete a tu próxima lectura, una que disfrutes. Y quién sabe, tal vez algún día vuelvas a él y te sorprenda cuánto han cambiado tú y el texto en los años que separen ese intento incompleto del nuevo. Prueba autores
Por otro lado cuando el objetivo sea el aprendizaje, reconsidera antes de aventar / regalar / el libro. No solo me refiero a textos académicos densos, sino a textos que te reten y te obliguen a conocer las letras de personas y culturas que no habías contemplado. Leer lo que no lees normalmente te abrirá puertas que no te imaginas en este momento. Te cambiará.
El aprendizaje será de lo que lees, de cómo lo lees y de tu misma persona. Esto incluye leer por conocer más de un tema (como con la divulgación científica o una biografía), o por familiarizarte con una corriente particular o para conocer nuevos autores. En esos casos concéntrate, toma una pausa y si es necesario pide ayuda, pero intenta no dejarlo de lado.
Claro, no pasa nada si lo haces y no irá la policía de las letras por ti (está reclutando, por cierto). Pero si bien las obligaciones son nefastas, un reto personal y la salida de lecturas familiares y cómodas te ayudarán a crecer en otros aspectos. Después de todo, el esfuerzo trae recompensas y los libros no son la excepción: déjate llevar, y cuando la corriente no sea lo suficientemente fuerte para ello, ponte a nadar.