No más elitismo en la lectura

¡Ya basta de creer que leer nos hace mejores a los demás! De la misma forma, es momento de eliminar los juicios sobre lo que otros leen. Leer es leer y nada aportan estas críticas llenas de elitismo. De hecho, si recordamos que las representaciones importan, es fácil entender que no sólo son superficiales, sino que su repetición nos daña como sociedad.

En primer lugar aprender a leer y escribir es algo que tristemente no todos consiguen, en especial como consecuencia de las brechas socioeconómicas y culturales de muchos países. Por mucho tiempo los grupos más vulnerables o carentes de poder, han estado alejados de la lectura. Entre otras cosas, gracias a la imprenta de Gutemberg, a las reformas de Lutero y a las luchas por derechos humanos y promoción de la educación, es que en los últimos siglos somos cada vez más los que alcanzamos el privilegio de la lectura.

Leer con elitismo

Aunque Sócrates se oponía a plasmar el conocimiento en libros, bien se conocen el efecto y los riesgos que hay detrás de la existencia de grupos que controlan la información y la manipulación que pueden ejercer sobre los demás. Entonces creer que leer nos hace mejores que las personas que no lo hacen, sólo refleja esta realidad histórica: no todos pueden leer y eso los hace vulnerables, no merecedores de juicios con elitismo.

Sí, mucha gente que sabe leer y escribir, no acostumbra hacerlo más allá de en sus mensajes de texto, la información laboral que requieren y las publicaciones en redes sociales. Sin embargo el mismo criterio anterior aplica para estas situaciones: leer no nos vuelve mejores respecto a los que no lo hacen, además de que muchos de los que se pierden este placer, no lo hacen así por decisión. La falta de tiempo libre, recursos económicos para acceder a la lectura y la simple falta del hábito, hacen evidentes las carencias de la población.

Además, ¿para qué perder tiempo en criticar a los demás, si bien puede ser usado en leer más o en invitar a otros a hacerlo, en lugar de alejarlos? Si queremos que otras personas lean, es mejor compartirles esta práctica y enseñarles bellas historias en lugar de tacharlos de holgazanes, ignorantes o incultos. Todos en algún momento hemos estado ahí. ¿Cómo creen que se ve a los lectores desde la perspectiva de una persona que no sabe o no tiene tiempo de leer? Si sólo se ataca a otros, se conservará la condición actual.

Esta realidad es la que muchas personas viven durante su infancia: no se les comparte el placer de la lectura y en muchas escuelas se les obliga a leer textos que, si bien son ejemplos magníficos en el uso del lenguaje y tienen gran peso histórico, no están hechos para los pequeños y más jóvenes. Así crecemos con libros que parecen aburridos y por lo tanto la lectura se antagoniza. ¿Por qué no ayudar a alguien a que descubra el placer de leer y hacerlo algo cotidiano?

Elitismo en la lectura
El elitismo en la lectura aleja y divide a la gente.

Leer es leer

Y el mismo pensamiento prejuicioso aparece entre los lectores. Parece que muchos son incapaces de disfrutar de un autor o un género, si no antes atacan al resto.

  • Unos tachan de pretenciosos a los que leen clásicos.
  • Otros dicen que quienes sólo leen fantasía son inmaduros.
  • La ciencia ficción rígida y la suave están en un eterno conflicto para los puristas.
  • A los ojos de quienes sólo leen textos no ficticios, todos los demás son idealistas.
  • Y la superación personal aparentemente es vista como un cáncer.

Es verdad que no todo es literatura: la divulgación científica, la superación personal y lo que publica cada día la prensa no caen dentro de la definición clásica del arte. No obstante, leer es leer y cada quien es libre de disfrutar los textos que le agraden. La invitación que hacemos es a no juzgar a quienes leen algo que detestamos. Sea Coelho, Homero, Dawkins o Rand, cada texto nos dice cosas de la sociedad, de uno mismo y del contexto dentro del cual surgieron.

Hay diferentes calidades, claro. No obstante juzgar a otros por el libro que cargan en la mano, es como juzgar al libro mismo por su portada. Más allá de inútil, nos aleja de la posibilidad de acercarnos unos a otros y compartir algo que nos une.

Parte del motivo por el cual organizamos el reto de lectura de este año, fue para invitar a quienes no acostumbran leer a hacerlo. Al mismo tiempo, quisimos dar ideas a quienes sí lo hacen, para que salgan de lo habitual y descubran nuevos autores, géneros, formatos y aventuras. Leer es leer y, como las historias que amamos, las personas también son más complejas que un par de páginas, así que es hora de leer y detener el elitismo.

Escribo propio y edito ajeno. Leo menos de lo que quisiera. Juego más de lo que debería. Disfruto estar con quienes amo, el cine, los libros, las niñerías y las ñoñerías. Recomiendo cositas en twitter.

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