Herbert George Wells hizo de sus letras muchos regalos para todos nosotros. Fueron aventuras que en su momento eran realmente increíbles: invasiones marcianas, hombres invisibles y viajes en el tiempo, son algunas de ellas. A pesar de que hoy en día tengamos un sinfín de historias similares y otras muy distintas, su obra tiene un encanto particular que no disminuye con el paso de los años.
Lo primero que llama la atención al leer «La máquina del tiempo» es la facilidad con la que H G Wells explica el tiempo, al compararlo con las tres dimensiones físicas que nos son familiares. Más allá de su exactitud científica, nos deja claro el tono de la historia y la curiosidad del narrador por obtener conocimiento e ir más allá de lo que su propia vida permitiría.
Después de mostrar a un grupo de conocidos una máquina del tiempo en miniatura, y explicarles su propósito, el viajero dice que tiene una máquina con la cual transportar a una persona y después relata su aventura. En ella viaja a un futuro en el cual la humanidad evolucionó en dos diferentes especies: los eloi y los morlock. La primera es inocente, sin curiosidad aparente ni dificultad para subsistir. La segunda vive escondida por el día, es salvaje, violenta y lo peor: roba la máquina del tiempo, aunque el viajero conserva la palanca necesaria para su funcionamiento.
Desde 1895, año en que este clásico fue publicado, ha encantado a sus lectores. Tanto el simbolismo presente, como la historia más evidente, son grandes avances en la consolidación de la ciencia ficción como el género que conocemos hoy en día. Algunos cabos sueltos y el final mismo, son fuente de discusión apasionada de los lectores, quienes no dudan de la travesía relatada por el protagonista, sino que quisieran saber más.
Como toda buena novela, «La máquina del tiempo» incita a la imaginación. No se limita a contarnos una historia de gran calidad, sino que crea un mundo con posibilidades infinitas, en el cual cada lector es capaz de imaginar un sinfín de aventuras posibles, jamás contadas. Los libros nos ayudan a aprendes más del mundo y de nosotros mismos; en algunos casos nos invitan a ser creadores y Wells extendió dicha invitación con cada uno de sus relatos.
«La máquina del tiempo» ha sido interpretada en forma, tanto de una aventura fantástica, como de un comentario sobre la sociedad, sistema económico y política que rodeaban al autor. Si algo es seguro es que es labor de cada lector dar valor y significado a sus elementos particulares; lo que más nos interesa aquí es disfrutar las lecturas, sean o no de ficción, sean cortas o largas, sean aclamadas a través de los siglos o destruidas al siguiente día en que salen a la venta.