Leer «number9dream» de David Mitchell implica entregarse al autor y aceptar que en cada capítulo habrá un nuevo juego. Él pone las reglas y uno tiene la responsabilidad de descifrar interpretar el acertijo al gusto. Los saltos narrativos y los cambios de estilo serán, para algunas personas, un intento por llamar la atención. Para algunas otras, como yo, son una herramienta esencial y van de la mano con la trama. Sirven para contar una historia en esencia sencilla, pero llena de sutilezas hermosas y complejas. Sin duda ha sido mi novela favorita hasta ahora y esta reseña no le hará justicia.
¿De qué va «number9dream»?
La premisa es simple: Eiji Miyake es un joven de 19 años que no conoce a su padre y viaja de su pueblo a la capital para encontrarlo. En Tokio le pasa de todo. Y ya. No hay mucho más. La búsqueda del padre es sin duda importante, sin embargo es una excusa para que Eiji conozca a varias personas inesperadas sobre las que se vuelve una delicia leer más y más, así como momentos que combinan humor, melancolía y gran tensión.
Mitchell tiene un talento admirable: es capaz de introducir a personajes importantes haciéndolos pasar por incidentales. Así como sucede con algunas de nuestras amistades más entrañables, tales personajes en esta novela inician con con apariciones ocasionales que parecen intrascendentes. De pronto ya son parte integral y hermosa de la vida de Eiji y de quien lee su atropellada, y a veces torpe búsqueda.
Mi personaje favorito es Buntarō, casero de Eiji en Tokio. Su comportamiento y relación con Eiji evolucionan de manera tan natural e inesperada, que se convirtió en una de mis partes favoritas de la novela sin darme percatarme del momento preciso en el que ocurrió. Se vuelve una figura que no llega a ser un padre sustituto de Eiji, pero sí una especie de punto firme en el horizonte que le da algo de certeza y constancia en su vida, ante el oleaje de sucesos que atraviesa.
¿Por qué es mi novela favorita?
Si bien ya conocía a David Mitchell gracias a Cloud Atlas, pocas veces me he aventurado a leer libros de los que no sé nada previamente. Los personajes son solo una parte de por qué me encanta esta novela y la recomiendo a cuantas personas se dejen. Otra razón importante es su prosa. No es mentira que la trama es tan simple como toda historia de personaje joven que viaja a la gran ciudad. Sin embargo la forma en que Mitchell conecta cada las palabra es de una belleza exquisita que inunda todo el relato.
Por ejemplo: un capítulo entero está dedicado a una noche de insomnio de Eiji; otro, a su lectura de una breve fábula mientras pasa unos días en una casa solitaria. Uno más se lee como ficción histórica epistolar de la segunda guerra mundial y otro está lleno de fantasías oníricas. Cada uno está escrito de formas distintas (el segundo que mencioné incluye muchísimos caracteres más allá de letras y números) y cada forma aporta algo al momento de la historia que vive Eiji, a sus frustraciones y a sus logros.
Así, number9dream transmite su belleza en cada línea. Durante nueve capítulos Mitchell me llevó por una historia que se sentía familiar, exaltada por toques oníricos que la hicieron un viaje que recuerdo con una dulce melancolía. Disfruté la historia, sí. Disfruté a los personajes, también. Pero me quedé, por encima de todo, con las sensaciones que me produce recordar a Eiji en su cuarto, o en un auto que viaja de noche en los límites de la ciudad, o en su nefasto trabajo en el subterráneo.
Léanla. Es bella. Como ustedes.